Cuando las deudas parecen ser el centro de todos nuestros problemas, existe una vía para aquellas personas que no pueden hacer frente a ellas: declararse insolvente

Qué es ser insolvente 

Ser insolvente significa que el estado patrimonial en el que se encuentra el deudor no es propicio para afrontar la deuda que se le exige. O sea, no tiene medios líquidos para pagar, es incapaz de asumir la deuda. 

La RAE la define la insolvencia como “falta de solvencia, incapacidad para pagar una deuda”.

Requisitos para poder declararse insolvente en España

Hay abogados especializados en deudas que pueden asesorarte durante este período. Su experiencia en casos similares puede darte una gran ventaja en caso de que te encuentres en esta situación. 

No cualquiera puede declararse insolvente, debe cumplir una serie de requisitos para ser catalogado como tal. El incumplimiento debe ser superado a dos o más obligaciones, durante más de 90 días, a favor de 2 o más acreedores.

Esas deudas tienen que estar consideradas dentro de su actividad. El valor de las deudas a las que tiene que hacer frente tiene que ser, mínimo, el 10% del pasivo total del deudor.

Insolvente

Cómo declararse insolvente 

En primer lugar, para declararse insolvente, el deudor tiene que notificarlo a sus acreedores. Desde ese momento, puede empezar un concurso para la creación de un plan económico que termine definitivamente con dicha situación. O sea, debe buscar la manera de pagar. 

La declaración de insolvencia no debe verse como una vía para no pagar las deudas, sino como última instancia. Pero si ya se han cotejado todas las opciones y al deudor no le queda más remedio que declararse insolvente, te contamos cuáles son los pasos.

Ir al Juzgado de lo Mercantil para pedir la declaración de concurso. Una vez presentada, un juez decidirá si hay lugar o no. Si es denegada, se acabó. En caso de que se acepte, comenzará un proceso regulado en la Ley Concursal.

El Administrador Concursal entra en escena. Se trata de negociar un acuerdo entre ambas partes. Si no es posible, se pueden saldar las deudas con el patrimonio que le quede al deudor.

Durante el tiempo que el deudor se considera insolvente, no se generarán intereses sobre la deuda y las reclamaciones.

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¿Existen ventajas al declararse insolvente?

Declararse insolvente permite al particular y autónomo acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad. En el caso de las empresas, la fórmula es más compleja. 

Negociación

Ya sea porque el acreedor dice que el deudor es insolvente o el deudor lo declara por sus propios medios, inmediatamente después de la aceptación comienza la etapa de negociación. Dicho proceso no es posible en caso de no declararse insolvente. Incluso podríamos hablar de una reducción de deuda en primera instancia. 

Se congelan los intereses

Si se llega a juicio, incluso se puede lograr la eliminación del 100% de la deuda. Salida de la temida lista de morosos. Al completarse el procedimiento para la declaración de insolvencia, se elimina la deuda. 

Es una importante ventaja, dado que el hecho de estar en la lista de morosos implica una serie de restricciones a la hora de la contratación de ciertos servicios. 

El miedo al acoso y los embargos desaparece

Comenzar un procedimiento donde se negocia qué ocurra finalmente, te da la tranquilidad de que no ocurrirán sorpresas. Existirá una comunicación entre cliente y abogado donde se sabrán las medidas que los acreedores pueden o no tomar. 

Enfrentarse solo o sola a una deuda que no se puede pagar puede ser toda una odisea. Conocer tus derechos y oportunidades, te permite una importante vía de escape.