Llegar a fin de mes es prácticamente una hazaña para muchos hogares en España. Y representa una de las preocupaciones más habituales en el día a día para llegar a cubrir los gastos corrientes de un hogar: vivienda (alquiler o hipoteca), suministros de luz y gas, seguros, préstamos, compras en alimentación y tantos otros recibos que mes a mes pueden dejar la cuenta corriente temblando o en números rojos.

En muchos casos, se termina recurriendo a tarjetas de crédito y otros pequeños préstamos en forma de microcréditos que van sumando un «mini-endeudamiento» que es necesario controlar y saber hasta dónde podemos y en qué circunstancias recurrir a ellos, así como el control de otros gastos. Aquí te ofrecemos unos cuantos consejos para aliviar tu economía familiar y que los números no te quiten el sueño.

Cómo controlar los gastos

Actualmente existen muchas aplicaciones móviles y herramientas online que te pueden ayudar a calcular los gastos del mes. Pero para empezar te recomendamos el método tradicional: lápiz y bolígrafo para hacerte una idea más visual y directa de tu situación económica.

Consulta los gastos mes a mes de tu cuenta de los últimos 3 o 5 meses y crea una listado con el concepto y lo que pagas. Apunta qué gastos se producen de forma fija todos los meses y cuáles varían mes a mes o de producen de forma puntual:

  1. Gastos habituales relacionados con la vivienda: hipoteca o alquiler, cuota de la comunidad o similar.
  2. Recibos de suministros como luz, gas, agua, teléfono e internet. Si no es una tarifa plana o el gasto varía procura realizar una media de gasto que te servirá para ver los meses donde hay subidas o bajadas en el consumo.
  3. Gastos relativos a seguros o impuestos. Si es un sólo pago anota la fecha para tener una previsión o si los pagas fraccionados márcalo como gasto frecuente en los gastos del punto 1.
  4. Pagos con tarjeta y retiradas de efectivo de cajeros automáticos. Intenta clasificarlos por el tipo de compras realizadas.
  5. Otros gastos. Otros recibos de servicios en los que estés dado de alta, compras financiadas, etc.

Una vez realizada esta primera lista suma los conceptos que representan los gastos fijos y por otro lado los gastos que son variables indicando a qué mes pertenecen. Compáralo con tus ingresos como nóminas o pensiones, arrendamientos, ingresos por cuentas de ahorro, etc.

Reducir los gastos variables

En la mayoría de los casos, los pequeños gastos que hacemos a diario son los que menos controlamos y posiblemente los que suponen un desfase en nuestra economía doméstica. Pero también al hacer una revisión de los pagos en nuestra cuenta bancaria y revisando facturas nos percatamos de servicios que nos cobran y que ni recordábamos que seguían de alta, que tal vez mes a mes las cuotas sean insignificantes, pero que sumados a lo largo del año sí representan un gasto importante que podemos eliminar. Aquí os mostramos unos cuantos consejos más sobre estos gastos variables que se pueden reducir o eliminar:

  • Suscripciones y servicios que no usamos. En muchos casos están relacionados con publicaciones, asociaciones o clubes, telefonía, aplicaciones móviles o para PC. Si no hacemos uso de ellos o ya no interesan es mejor solicitar la baja inmediata o cuando se de la fecha de fin de compromiso anual.
  • Planificar las compras habituales. Las compras en supermercados y que cada vez es más frecuente pagar con tarjeta son las que más cuesta controlar, ya que al no pagar en efectivo, sino pasar directamente a la cuenta bancaria no somos tan conscientes del gasto realizado. Lo mejor es establecer un presupuesto máximo para estas compras y comprobar mes a mes si se ha excedido o no. Lo mejor es guardar todos los ticket de compra y revisar qué consumimos habitualmente y con mayor gasto para restringir ese concepto, buscar ofertas o no excedernos.
  • Poner un presupuesto para otros conceptos. Salir a cenar o darse un capricho puede ser un gasto importante si lo hacemos sin control y luego llegan las sorpresas. Al igual que gran parte de las compras habituales, este tipo de gastos son de los que menos reparamos porque los consideramos una compensación personal. No decimos que haya que recortar y privarnos de todo, pero sí controlar que ese gasto no se dispare y sea el motivo de nuestra cuenta en números rojos.

Reducir los gastos fijos y préstamos

Este concepto es más complejo que los anteriores y, sin embargo, el último que nos planteamos cambiar para mejorar nuestra economía.

Para reducir estos gastos, que en su mayoría se vinculan a un préstamo hipotecario o créditos es necesario saber si la suma representa más del 40 o 50% de nuestros ingresos. Es decir, que si la cuota mensual de todo ellos se lleva casi toda nuestra liquidez mes a mes, deberíamos plantearnos una solución.

Según nuestra situación financiera se trata de intentar negociar una refinanciación con la entidad bancaria para los préstamos más a largo plazo. Para las deudas más inmediatas, lo mejor es solucionarlas lo antes posible teniendo en cuenta los gastos que puede llevar la amortización o liquidarlas.

Antes de tomar la decisión en LP Financiación recomendamos acudir a asesores que puedan recomendarnos soluciones y la mejor forma de negociar esas condiciones con las entidades bancarias para obtener el máximo beneficio.